March 22, 2016

Papiro, tinta…

Papiro, tinta…

Comprobado: el plomo formó parte de la tinta clásica antes de lo que pensábamos. Frente a la composición de hollín y gomas/resinas, estimada para la tinta grecorromana, un reciente estudio demuestra la presencia de plomo en elevadas cantidades, que descartan una contaminación accidental de la tinta con este metal. El análisis por tomografía computerizada de ciertas […]

Categories: micropost, noticias

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Comprobado: el plomo formó parte de la tinta clásica antes de lo que pensábamos. Frente a la composición de hollín y gomas/resinas, estimada para la tinta grecorromana, un reciente estudio demuestra la presencia de plomo en elevadas cantidades, que descartan una contaminación accidental de la tinta con este metal.

El análisis por tomografía computerizada de ciertas muestras de la Villa dei Papiri, de Herculano, permite adelantar la fecha del empleo de plomo en la tinta usada para la redacción de documentos en la Roma antigua ¡más de dos siglos! Hasta ahora se estimaba su uso a partir de los siglos IV-V d. C. y ahora una catástrofe natural, nos encapsula este momento en el último cuarto del siglo primero de nuestra era (79 d. C.).

Esta técnica se revela magnífica para favorecer la lectura de aquellos rollos de papiros mal conservados. ¡Quién sabe cuántas sorpresas nos depararán los textos aún por desenrollar!

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Comprobado: el plomo formó parte de la tinta clásica antes de lo que pensábamos. Frente a la composición de hollín y gomas/resinas, estimada para la tinta grecorromana, un reciente estudio demuestra la presencia de plomo en elevadas cantidades, que descartan una contaminación accidental de la tinta con este metal.

El análisis por tomografía computerizada de ciertas muestras de la Villa dei Papiri, de Herculano, permite adelantar la fecha del empleo de plomo en la tinta usada para la redacción de documentos en la Roma antigua ¡más de dos siglos! Hasta ahora se estimaba su uso a partir de los siglos IV-V d. C. y ahora una catástrofe natural, nos encapsula este momento en el último cuarto del siglo primero de nuestra era (79 d. C.).

Esta técnica se revela magnífica para favorecer la lectura de aquellos rollos de papiros mal conservados. ¡Quién sabe cuántas sorpresas nos depararán los textos aún por desenrollar!

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